Los relojes de la Puerta del Sol (I)


La iglesia del Buen Suceso entre la calle Alcalá y la Carrera de San Jerónimo
 
En el siglo XVII ya se vió la necesidad de que en la Puerta del Sol hubiese un reloj, así que en 1641 el presbítero D. Francisco de Vivero, administrador del Hospital del Buen Suceso, presentó el oportuno memorial manifestando:
 
Que como en aquel sitio no hay reloj, se vive como en una aldea, sin saberse la hora que es, con nota en la policía de sitio tan principal.
Que los mercaderes, tenderos y señores de las casas, todos hacen instancia y ofrecen contribuir para la obra y costa del reloj.
Y que el Hospital aunque está tan pobre, y que con estas cosas de Portugal ha perdido la renta do 600.000 maravedís, demás del sitio ofrece 1.000 ducados [...]
El corregidor nombró una Comisión que estudiara el asunto; pasaba tiempo sin que ésta emitiera dictamen [...] hasta que desentendiéndose del Municipio, el Hospital construyó su reloj, que vino á ser, por lo tanto, propiedad del Real Patrimonio.
Heraldo de Madrid, 14/02/1900
 
Este primitivo reloj de la iglesia del Buen Suceso solo tenía una aguja para señalar las horas y carecía de aguja para los minutos; como complemento, la campana daba los cuartos y las medias. En el siglo XIX esta antigualla estaba en un estado lamentable y para que se pudiese ver la hora por la noche, en 1836 añadieron un reverbero con una llamita alimentada con aceite que se apagaba con frecuencia. Esta iluminación del reloj empezó a ser motivo de mofa.
 
Hallándose apagado el rebervero que da luz a la esfera del reloj del Buen Suceso, antes de las diez y media de la noche del viernes 22, le llamó la atención a un soldado que acababa de poner las cartas en buzon del correo, y dijo á otro que le acompañaba: oye, chico, ¿sabes que me ocurre al ver apagada aquella luz? ¿Qué, le dijo el otro? ¿Que si estará encargado el suministro del aceite á algun provisionista como el de los soldados? Al paso no pudimos percibir lo demás que quedaban diciendo, y nos reimos de la ocurrencia, al mismo tiempo que nos compadecimos de que una incidencia que no sabemos si es frecuente, diera lugar á aquella murmuración.
El Español, 26/01/1836

Incluso se publicó una supuesta conversación entre paletos. 

Anoche hemos oído un dialogo ó cuestión de bastante chiste que tenían entre si dos lugareños, los cuales parados en medio de la puerta del Sol examinaban con la boca abierta el reloj del Buen Suceso, sin que ninguno de los dos acertara á comprender como era que se veia la hora del mismo modo que de dia.
Le dará el sol por la trasera, decia el uno.—Que bruto eres! contestaba el otro; si es de noche ¿como ha de darle el sol?—Pues estara por dentro el sacristán alumbrándole con luz.—No, hombre, no; eso sera que el reloj dará por dentro a la iglesia y con las velas de los altares se iluminara por fuera. —Pues yo creo que es la luna que le da de frente. Entonces levantaron los ojos al cielo para cerciorarse, y como nada vieron se retiraron, calculando sobre cuál podria ser la causa, sin que nosotros pudiéramos oir cual fué la opinion que al fin prevaleció entre los confusos lugareños.
El Español, 30/07/1846

El reloj del Buen Suceso, por su céntrica situación, tenía en la práctica carácter de hora oficial. Señalaba a las 6 de la tarde el momento en el que los mayorales restallaban el látigo para que las mulas iniciasen la marcha de los correos a toda velocidad, marcaba el horario de los comercios y de las misas, y en general regía la vida ordinaria de aquella parte de Madrid. Todo ello a pesar de que solo tenía una aguja; por eso los toques de campana para cuartos y medias eran tan necesarios.

Disputaban antes de anoche dos sugetos en un cafe sobre si eran ó no las ocho y media, llegando su terquedad hasta el ridiculo estremo de apostar por esto seis duros. Convinieron ambos en que fuese el reloj de la Puerta del Sol el que dacidiera, y marchaban á pasos acelerados, esperando cada cual cobrar á su contrario la precitada cantidad.
Cuando llegaron á tan concurrido sitio, apuntaba efectivamente la mano de la muestra del Buen Suceso cerca de los tres cuartos para las nueve; en vista de lo que, conformado el que perdía, sacó sus 120 rs., entregándolos al contrarío. Dirigíanse todos después por la carrera de San Gerónimo, y apenas habian entrado en esta calle, cuando sonó en el citado reloj la media. Allí fué Troya; el pagano exige la cantidad en cuestión que el otro se negaba á devolverle. En una palabra, comenzaron de nuevo una mas que nunca acalorada disputa, que dio por resultado el venirse á las manos y dar un buen rato á los que tuvieron la fortuna de presenciar el fin de tan singular cuestión.
El Espectador, 04/01/1848
Delante de la iglesia del Buen Suceso. 1833.
 
Claramente era necesario con urgencia un reloj nuevo.
 
Mucho antes de que la prensa indicase la conveniencia de poner en la Puerta del Sol un reloj mas perfecto que el que hoy existe, el señor alcalde corregidor, conde de Vístabermosa, había pensado verificar esta mejora [...] Ayer parece que en la sesion celebrada por el ayuntamiento se autorizó al señor corregidor para que verifique la obra, y este piensa poner á la mayor brevedad en la Puerta del Sol un magnifico reloj de esfera trasparente, que no solo señalará las horas, como el que hoy existe, sino también los minutos. El reloj que hoy vemos en el Buen Suceso se trasladará a otro punto de la capital, y asi tendrá esta un reloj público mas y uno muy superior al antiguo en el punto céntrico de la corte, donde todos les que pasan desean saber á punto fijo la hora, y que es la guía de millares de personas que no tienen otro medio de saberla.
El Heraldo, 29/07/1848
 
Encargaron el reloj a un inquieto industrial llamado Tomás de Miguel El Vizcaíno que tenía su establecimiento en la calle de la Reina. Tomás de Miguel no sólo fue uno de los cerrajeros más notables del Madrid isabelino, sino que era un personaje con gran empuje y fuerza emprendedora. A otra escala que hombres como José de Salamanca o Miguel Heredia, se convirtió, sin embargo, en un gran empresario, en el que se unieron el espíritu artístico y el afán científico e innovador. En 1841 su taller de la calle de la Reina llegó a contar con sesenta trabajadores. Fabricaba y vendía toda clase de obras de cerrajería y herrería, balcones, rejas, muebles de hierro, camas de hierro y bronce, máquinas, bombas, prensas etc. En 1842 ya había vendido al Ayuntamiento, para la Casa Consistorial de la Plaza de la Villa, un reloj por el precio de 15.000 reales, estando incluido en este total las pesas, la esfera con iluminación, la campana de 16 arrobas y la adaptación del cuarto de la torre.
 
En agosto de 1848 varios periódicos publicaron el mismo texto:
 
Parece que ya se está construyendo, y estará colocado para la época de la feria, el magnifico reloj que ha de reemplazar al que hoy existe en la Puerta del Sol. Tendrá una gran esfera transparente, y señalará los minutos. El constructor es don Tomás de Miguel, acreditado fabricante, que se ha prestado á hacer esta obra con la mayor economía posible. Es muy satisfactorio para nosotros que esta obra se haya confiado á un español.
 
La prensa satírica también tenía algo que decir:
 
En el próximo Setiembre, y para la época de las ferias, será colocado en la fachada del Buen-Suceso el reloj de esfera trasparente que está construyendo D. Tomás de Miguel. Sobre esto dijo El Popular que le era muy satisfactorio que esta obra se hallase confiada á un español, iQué cosas tiene El Popular! pues qué, señor periodiquito, ¿no habia de haber en una nación medio ilustrada un hombre que supiera hacer una esfera trasparente? ¿Habia de haberse recurrido al estranjero para una cosa tan pequeña? ¡frescos estaríamos! ¿Por qué no se alegra usarced mañana de que la conducción del agua á las casas esté confiada á aguadores españoles? bien que por otra parte nada es de estrañar en un papelito que dice que las comedias andaluzas no son españolas.
Pericón y Pendanga, 30/08/1848
 
Aquel verano, mientras todo el mundo esperaba impaciente la instalación del nuevo reloj, parecia que el viejo, ya exhausto, se desmoronaba por días.
 
MALOS SINTOMAS. El reloj de la Puerta del Sol se haya acometido de una parálisis parcial. Ayer señalaba las once á las cuatro y media de la tarde. Este incidente es de poca importancia, si se atiende á que este reloj es el primero de la capital, y por el que se rigen la mayor parte de sus habitantes.
El Espectador, 30/09/1848
 
El reloj del Buen Suceso, que se encuentra en espectacion de retiro, parece se ha dado de baja, dejando sin saber la hora á los señores socios de la Puerta del Sol. No sabemos si el señor marqués de Santa Cruz seguirá en la idea de reemplazarle con otro nuevo como estaba proyectado, ó sí querrá obligarle á que continúe marcando el tiempo á su antojo, según tiene de costumbre.
La Esperanza, 30/09/1848
 
PARÁLISIS.—El antiguo reloj de la Puerta del Sol ha sufrido ayer un ataque paralítico de la mayor gravedad. Estaba apuntando las diez de la mañana, cuando sufrió una revolución tan violenta que se quedó en las mismas dos, sin que nadie acudiera á su socorro. Suplicamos que se le baje al Hospital de la casa, ó que se le dé de baja, reemplazándole con el que se nos ha prometido. 
El Clamor Público, 01/10/1848
 
Con la llegada de octubre llegan buenas noticias: ya falta poco.
 
 —¡Gracias á Dios!—Dentro de pocos dias veremos en la fachada del Buen Suceso el nuevo reloj, á cuya colocación se ha dado ya principio. Parece que la esfera es trasparente, debiendo iluminarse por el interior. Ademas ofrece la ventaja de tener dos agujas para que los concurrentes á la Puerta del Sol puedan distraerse de sus graves ocupaciones contando los minutos.
El Clamor Público, 03/10/1848
 
 Llegó el día de la inauguración que fue... un poco decepcionante.
 
Ya rige. Un gran número de curiosos se reunió anoche delante del Buen-Suceso para oír las primeras campanadas y ver iluminar la esfera del nuevo reloj; pero se llevaron chasco, pues aunque efectivamente á las seis y media empezó á señalar la hora, ni se vió luz alguna ni sonó la campana. Esto nada tiene, de particular si se atiende á que es necesario hacer muchas pruebes para que una máquina de esta clase quede bien nivelada y pueda seguir el movimiento sin interrupción. Es de creer que vencidas todas las dificultades, quede hoy satisfecha la curiosidad del público.
La España, 20/10/1848
 
NUEVO RELOJ. Anoche hemos visto iluminada por primera vez la esfera del reloj del Buen Suceso. El aspecto que presenta es magnifico. Si el gas que alimenta la luz interior, no está sujeto á intercadencías como de costumbre, creemos que la mejora es positiva, y que la agradecerá la población. Por lo demás, la esfera es lindísima y está formada con dos cristales unidos perfectamente, y raspados por la parte interior, á fin de que sean trasparentes, sin que pueda verse la máquina. Según hemos oído tiene de coste unos 12,000 rs. Ahora solo falta que el reloj acabe de ponerse al corriente, pues ayer le sucedía lo que un proverbio vulgar atribuye al de Pamplona, que apunta y no dá.
El Espectador, 20/10/1848
 
Ayer empezó á dar las horas el nuevo reloj del Buen Suceso; pero ademas de notarse aIguna irregularidad, especialmente la campana grande parece que trabaja á disgusto, pues apenas se la oye, siendo asi que es la misma que habia alli anteriormente. 
La Esperanza, 21/10/1848
 
 

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